El principio de Babbage

Por Colaborador Invitado, el 13 febrero, 2021. Categoría(s): Divulgación • Historia • Personajes

Babbage en el país de los académicos

Charles Babbage (pronunciado /ˈbæbɪdʒ/) nació en Londres en 1791 y murió en la misma ciudad en 1871, casi con 80 años. Babbage es considerado por muchos como el “padre del ordenador”, o más bien como el “abuelo”, pero de esta faceta de su vida, que es la más conocida, hablaré en el tercer artículo de esta serie.

Charles fue uno de los cuatro hijos de Benjamin Babbage, un banquero, y su esposa Betsy Teape. Por motivos de salud, su primera educación la recibió en escuelas en la campiña inglesa, lejos de la gran ciudad; más adelante fue educado también por tutores privados. En 1810, poco antes de cumplir los 19 años, fue admitido en el Trinity College de Cambridge. Su formación autodidacta en matemáticas avanzadas le llevó a despreciar el bajo nivel de la enseñanza impartida en la universidad.

Trinity College, Universidad de Cambridge

Junto con John Herschel (hijo de William Herschel, el astrónomo descubridor de Urano), George Peacock (otro prominente estudiante de matemáticas) y otros amigos, estando todavía en la universidad, fundó la Sociedad Analítica en 1812, cuya finalidad era promover el cálculo infinitesimal al modo leibniziano, frente al estilo newtoniano más limitado que predominaba entre los mátemáticos ingleses. Entre otras acciones concretas, en 1816 publicaron una traducción del francés del manual de cálculo avanzado que se usaba en la Europa continental.

Se graduó en 1814, y ya en 1816 ingresó en la Royal Society, la prestigiosa sociedad científica inglesa. En los doce años siguientes optó repetidas veces a un puesto de profesor en varias universidades inglesas y escocesas, sin éxito a pesar de su indudable calidad como científico y de las cartas de recomendación –entre otros– del mismo Pierre-Simon de Laplace.

Trabajó durante unos años con su amigo Herschel en la unificación de la teoría electromagnética; sus avances no fueron demasiado significativos, pero prepararon el excelente trabajo posterior de Michael Faraday y James Clerk Maxwell.

Babbage se casó joven, recién graduado en 1814. Su padre, de quien aún dependía económicamente, no aprobó este matrimonio, que consideró precoz, lo que resultaba bastante incómodo para Babbage. Tuvo ocho hijos con su esposa Georgina Whitmore, aunque solo cuatro de ellos (Benjamin, Charles, Dugald y Henry) alcanzaron la edad adulta. El año 1827 fue clave en su vida. Falleció su padre, dejándole una gran fortuna que le permitió vivir de modo independiente. Pero ese mismo año murió también su mujer, su segundo hijo, y su hijo más pequeño, apenas recién nacido.

Así las cosas, decidió emprender un viaje de un año de duración por Europa. Al año siguiente, estando en Roma, recibió la noticia de que por fin había logrado un puesto de profesor en Cambridge: ni más ni menos que la Cátedra Lucasiana que doscientos años antes había ocupado Isaac Newton y en nuestros días Stephen Hawking.

Charles Babbage (1791-1871)

Babbage no obtuvo reconocimiento como profesor, posiblemente por su falta de interés en las clases, ni gozó de la simpatía de sus colegas. Propuso impartir un programa sobre economía política, pero no fue aceptado por William Whewell. Al final, estuvo relativamente pocos años en Cambridge, ya que renunció a su puesto en 1839. Durante este periodo de vida académica trató también de entrar en política y se presentó en dos ocasiones al Parlamento, pero no fue elegido.

En 1830 publicó un libro muy crítico con la Royal Society y el establishment científico inglés, Reflections on the Decline of Science and some of its Causes. No tuvo éxito frente a sus antagonistas, pero sí fue el origen de la constitución, un año después, de la British Association for the Advancement of Science, una más de las muchas sociedades científicas en las que estuvo involucrado. (En 1941 Albert Einstein grabó una conferencia radiofónica para esta asociación, de la cual hablé aquí.)

Curiosidades de un polímata victoriano

Charles Babbage fue un destacado polímata (una persona que posee conocimientos que abarcan diversas disciplinas): matemático, ingeniero, inventor, economista, y en menor medida filósofo. En 1838 inventó, por ejemplo, el deflector de obstáculos (popularmente conocido como “apartavacas”) que se montaba en el extremo delantero de las locomotoras antiguas para apartar los obstáculos situados sobre la vía, que de otro modo podrían hacer descarrilar un tren. Los trenes modernos no lo llevan, pero nos resulta muy familiar por las películas del oeste.

Ilustración de una locomotora a vapor con el apartavacas

Propuso también el sistema de franqueo postal que utilizamos hoy en día. Babbage advirtió que era más eficiente asignar una tarifa única a las cartas, independiente de la distancia que tuvieran que viajar dentro del país, en lugar de tener a un oficial de correos calculando el precio de cada carta [1].

Penny Black, el primer sello emitido en todo el mundo

Se interesó por la dendrocronología, el estudio de anchura de los anillos de crecimiento de los árboles, que varían en función de las condiciones climáticas, entre otros factores. Fue uno de los primeros en señalar que la sucesión de los anillos podía utilizarse para datar los estratos geológicos y estudiar el clima de épocas pasadas, utilizando restos fósiles de árboles.

Sus contribuciones en criptografía fueron notables. Estableció su relación con la aritmética modular, y durante la Guerra de Crimea (1853-1856) descubrió la forma de descifrar el sistema criptográfico de Vigenère, aunque el método fue clasificado como secreto militar y no se publicó por entonces. El mérito fue así atribuido al oficial prusiano Friedrich Kasiski, que descubrió el mismo método por su cuenta unos años después. Aunque Babbage publicó algunos otros resultados en criptografía, este –que fue su descubrimiento más importante– no salió a la luz hasta 1985 [2].

El principio de Babbage: optimizar los recursos humanos

En su faceta de ingeniero y economista, Babbage fue protagonista en primera línea de la revolución industrial y sus principios. Publicó en 1832 On the Economy of Machinery and Manufactures, sobre la organización y el diseño racional de la producción industrial. El libro se vendió bien y fue una obra influyente en la investigación operativa (o investigación de operaciones), que por entonces era una incipiente disciplina.

Fábrica textil Marshall’s Mills para el tratamiento del lino (Holbeck, Leeds, Inglaterra, 1843)

En esta obra describió lo que hoy día se conoce como “el principio de Babbage” [3], enfocado a lograr ventajas comerciales a partir de una más cuidadosa división del trabajo. Babbage formuló este principio a partir de sus observaciones personales del trabajo en las fábricas. Nadie mejor que él mismo para explicarlo [4, pp. 137-138]:

Dividiendo el trabajo total en diferentes procesos, cada uno de los cuales requiere diferentes grados de destreza o de fuerza, el patrón puede comprar exactamente la cantidad precisa de ambas (fuerza y destreza) que es necesaria para cada proceso. Mientras que si todo el trabajo fuera ejecutado por un solo obrero, éste debe poseer la destreza suficiente para realizar la parte más difícil y, a la vez, la fuerza suficiente para ejecutar la parte más laboriosa.

En otras palabras, Babbage advirtió que los trabajadores cualificados suelen pasar parte de su tiempo realizando tareas que están por debajo de sus valiosas competencias específicas. Ahora bien, si el conjunto de tareas se divide eficientemente entre varios trabajadores, los costos de la mano de obra pueden reducirse de forma notable: se asignan sólo tareas de alta cualificación a los trabajadores mejor pagados, y se restringen otras tareas a los trabajadores con menor remuneración. Esto no mejoraría por sí mismo la productividad de los trabajadores, pero sí su rentabilidad.

Sin duda era una visión muy instrumental del uso de los recursos humanos, que no es difícil reconocer actualmente en gran parte de nuestra actual estructura social y laboral. Este planteamiento tuvo un fuerte impacto en Karl Marx, que cita numerosas veces a Babbage como exponente del capitalismo industrial que hay que combatir. La teoría de organización científica del trabajo de Frederick Taylor también asume de forma inherente este principio.

 

En el siguiente capítulo de esta serie explicaré la relación entre el principio de Babbage y sus máquinas de cálculo automático.

 

Este artículo nos lo envía Gonzalo Génova, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid. Aparte de mis clases de informática, también imparto cursos de humanidades en los que trato temas de filosofía de la tecnología y pensamiento crítico.

Puedes leer todos mis artículos en Naukas en este enlace. Además de usar las redes sociales de Naukas, si quieres comentar y debatir más a fondo puedes visitar mi blog De máquinas e intenciones (reflexiones sobre la tecnología, la ciencia y la sociedad).

Referencias y más información:

[1] Hyman, A. (1982). Charles Babbage: Pioneer of the Computer. Princeton, NJ: Princeton University Press.

[2] Franksen, O.I. (1984). Mr. Babbage’s Secret. The Tale of a Cypher – and APL. Birkerød, Denmark: Strandbergs Forlag, 1984. Reprinted by Prentice-Hall, Englewood, New Jersey, USA, 1985.

[3] Braverman, H. (1974). Labor and Monopoly Capital: The Degradation of Work in the Twentieth Century. New York: Monthly Review Press.

[4] Babbage, C. (1830). On the Economy of Machinery and Manufactures. London: Charles Knight.

 

 



Por Colaborador Invitado, publicado el 13 febrero, 2021
Categoría(s): Divulgación • Historia • Personajes