Humor y matemáticas (XIII)

Por Alfonso Araujo, el 14 marzo, 2021. Categoría(s): Humor • Matemáticas

Un psicólogo decidió hacer un experimento, pidiendo a diferentes personas que entraran a un cuarto, en donde sólo había una mesa y tres bolas de acero, del tamaño de una pelota de tenis.

El primero en entrar fue un matemático. Después de una hora, salió y el sicólogo encontró las tres bolas ordenadas de manera que hacían la figura de un triángulo perfectamente equilátero, colocado en el centro exacto de la mesa.

El segundo en entrar fue un físico. Tras completar su hora en el cuarto y salir, el sicólogo vio las bolas de acero puestas en una torre en equilibrio precario sobre la mesa.

Finalmente entró un ingeniero. Después de una hora, una de las bolas de acero estaba rota, otra no podía encontrarse por ningún lado, y la tercera la estaba metiendo en su caja del almuerzo para llevársela a casa.

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Llega un estadístico al aeropuerto y al pasar por la revisión de seguridad, encuentran nada menos que una bomba en su equipaje de mano. Esto por supuesto causa una alarma generalizada y toda la policía llega prontamente para arrestarlo.

El pobre explica: “señores, lo hago por el bien de todos. Vean: sabemos que la probabilidad de que alguien suba una bomba en un avión es de 1 entre 5000. Ahora bien, la probabilidad de que dos personas suban bombas a un avión es de 1 en 5 millones. ¡Así que ahora estamos más seguros!”

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Un físico había estado haciendo experimentos en su laboratorio y tras algunas semanas había desarrollado varias fórmulas que explicaban los datos obtenidos. Queriendo estar seguro de no cometer errores, le habla a su amigo matemático para que las revise.

Una semana después, el matemático le dice, “lo siento pero esas fórmulas que me diste no tienen sentido, son un mugrero.”

El físico, consternado, responde, “pero si esas ecuaciones representan muy bien lo que he observado en el laboratorio, ¿estás seguro que no sirven?”

El matemático contesta, “mira, para ser precisos, no es que siempre sean inútiles. Pero para lo único que funcionan es para el caso trivial de un espacio en tres dimensiones que cumpla la propiedad de Arquímedes…”