Un hombre iba caminando por la calle y vio estacionarse un hermoso auto frente a él: un Maserati nuevecito. Cuál no fue su sorpresa al ver bajar de él a un amigo de la infancia que lo saludaba.
– ¡Hombre Paco, años sin verte!
– ¡Manolo, qué gusto! ¡Oye, parece que te ha ido muy bien!
– Sí, pues ya lo ves, no me puedo quejar.
– Oye y ¿se puede preguntar cómo has hecho? ¿A qué te dedicas?
– Ah, pues soy taquero.
– ¡En serio! ¿Pero vendiendo tacos te has hecho millonario?
– Bueno es que tengo un nicho muy especial, vendo tacos de codorniz del Himalaya, que son muy gourmet.
– Oh, ya veo. Cada taco debe ser carísimo.
– Así es.
– Pero bueno, ¿y cómo haces para conseguir tantas codornices del Himalaya, si son tan raras?
– Bueno, aquí en confianza… te confesaré que los tacos no son 100% de codorniz del Himalaya.
– Ahhh… vale, bueno pues un poco de otra cosa habría qué mezclar ahí, entiendo.
– De hecho, son 50% codorniz y 50% caballo.
– ¿Mitad y mitad? Aún así debe ser caro…
– No, mira, es muy sencillo: a un caballo le pongo una codorniz. ¡50 y 50!
Nací en México y vivo en China desde el 2000, donde estudié idioma e historia, y luego fui investigador visitante en el Centro Internacional Wan Lin Jiang de Economía y Finanzas, así como profesor de economía e historia para extranjeros en la Universidad de Zhejiang. Actualmente dirijo el Mexico-China Center y doy conferencias acerca de ciencia y cooperación tecnológica internacional.