¿Gallina o huevo? Un dilema resuelto por fin

Por Colaborador Invitado, el 8 junio, 2022. Categoría(s): Biología • Divulgación
La llamada cuestión del huevo y la gallina se ha convertido en ejemplo proverbial de dilema sin solución. Sin embargo, se trata de una cuestión muy clara cuando se analiza con detenimiento.

Confieso que con este título solo estoy bromeando para llamar la atención del lector. Porque nunca existió semejante dilema. Es sorprendente cómo la expresión “¿qué fue primero, la gallina o el huevo?” ha llegado a calar en la cultura popular. Y también sorprende que sus orígenes sean tan antiguos. Al parecer Aristóteles ya se lo planteó, y Plutarco utilizó expresamente este ejemplo para plantear la cuestión de si el mundo había tenido un origen. El problema filosófico consistía en que si no es posible establecer cuál es la causa y cuál es el efecto, se produce una regresión infinita que nos  lleva a concluir que el mundo no tuvo un principio. El relato cristiano de la Creación dio por liquidado el tema, ya que entre los animales creados por Dios debió existir una gallina capaz de poner el primer huevo. Pero es obvio que si no aceptamos la literalidad de este relato, no podemos tampoco aceptar tal solución.

Puede parecer banal tratar aquí un tema como este, pero no somos los primeros. La célebre y muy seria revista Time publicaba en 2016 un artículo titulado nada menos que “Now you know: which came first, the chicken or the egg?” [1]. Una publicación británica no menos circunspecta, The New Statesman,  publicó un año después un artículo similar “Which came first: the chicken or the egg?” [2]. Y si nos quedamos en el ámbito académico, Roy Sorensen, un conocido filósofo de la Universidad de Texas, publicó en la prestigiosa revista filosófica Mind el artículo “The egg came before the chicken” [3]. No parece que estemos tratando trivialidades…

Pero como digo, y con la salvedad que veremos al final, nunca hubo dilema, sino definiciones imprecisas de los términos gallina y huevo, junto con un desconocimiento de los mecanismos de la evolución. Empecemos por los términos. Gallina hace referencia a los individuos hembras de la especie Gallus gallus, una de las más de 9000 especies de aves actualmente existentes. Se trata por tanto de una especie biológica, originaria del sudeste asiático. La subespecie doméstica cuenta con el dudoso privilegio de ser el ave más abundante del planeta debido a su explotación comercial. Se ha calculado que su número actual supera los 24000 millones de individuos.

Bien, ya tenemos claro lo que es una gallina. Un huevo es un concepto un poco más difuso, pero podemos definirlo como el resultado de la unión de un óvulo y un espermatozoide, el mecanismo de reproducción sexual característico de los animales. Eso sí, hay muchos tipos de huevo, definidos por la cantidad de vitelo que contienen y que nutrirán al embrión en desarrollo. Los huevos de ave se caracterizan por tener grandes cantidades de vitelo, lo que permite a los pollitos nacer con un tamaño relativamente grande y optimizar así sus posibilidades de supervivencia. En esto se parecen a los reptiles, pero se diferencian de los mamíferos placentarios, cuyos huevos carecen de vitelo y el embrión necesita que la madre lo alimente durante toda la gestación. Por esto asociamos el término huevo con la puesta de las aves más que con la gestación de los mamíferos. Pero todos los animales se reproducen sexualmente mediante huevos.

Aquí ya tenemos una primera respuesta, el huevo, en sentido amplio, es mucho más antiguo que las aves, gallinas incluidas El huevo apareció primero en la historia de la vida. Pero se trata de dilucidar qué fue primero, la gallina o el huevo de gallina.

Esto nos lleva de la embriología a la biología evolutiva. Hemos dicho que gallos y gallinas constituyen una especie biológica, es decir, un conjunto de poblaciones que forman una comunidad reproductiva y están reproductivamente aisladas de otras poblaciones. Es decir, los individuos de una especie se reproducen entre ellos. Esto está muy claro desde la foto fija de las especies actuales, pero si lo miramos en una perspectiva temporal, gallos y gallinas actuales derivan de ancestrales compartidos con otras especies cercanas. En la actualidad existen tres, el gallo de Ceilán (Gallus lafayettii), el gallo gris (Gallus sonneratii) y el gallo de Java (Gallus varius). Se trata de especies diferentes que descienden de un mismo ancestral, y en un momento dado debió establecerse una barrera entre ellas, un mecanismo de aislamiento que las convirtió en comunidades reproductivas independientes, es decir, en auténticas especies biológicas. A partir de ese momento cada una de ellas se adapta a su entorno, cambian sus características o su comportamiento, y podemos distinguirlas y asignarles nombres específicos. ¿Qué mecanismos provocan el aislamiento reproductivo? Son diversos y pueden operar a múltiples niveles, incompatibilidad entre los gametos, diferencias cromosómicas, incluso diferentes comportamientos de cortejo y apareamiento. La cuestión clave es que todos estos mecanismos se refieren al fenotipo del individuo, es decir, a sus rasgos observables, el resultado de la expresión de sus genes, su genotipo junto con otros factores ambientales o epigenéticos.

Y ahora tenemos que volver a la embriología. Porque una gallina es el resultado de un proceso de desarrollo gobernado por un conjunto preciso de genes. Dicho de otra forma, la expresión dinámica, ordenada en el espacio y en el tiempo, de una parte del genoma construye un gallo o una gallina. Que el resultado final sea un gallo común, de Ceilán o de Java va a depender de la expresión de los genes que ya están presentes en el genoma del huevo. De esta forma, el resultado (la gallina) ya está prefigurado en las instrucciones contenidas en el huevo, y por tanto el huevo de gallina precede a la gallina.

Esto nos lleva a la gran pregunta, ¿cómo surge el primer huevo de gallina, del cual nace la primera gallina? Si hemos dicho que esta primera gallina es el resultado final de la expresión de una combinación concreta de genes, los procesos que configuraron esta precisa combinación fueron los que originaron esta nueva especie. Estos procesos incluyen la mutación, por supuesto, también la recombinación génica (formación de nuevas combinaciones de alelos o variantes genéticas) y otras fuentes de variación en el genoma. Estos procesos se producen antes de que se forme el huevo y comience a desplegarse el programa de desarrollo. Por tanto deben haberse gestado en individuos ancestrales de nuestra gallina y concretamente en su línea germinal, es decir, las células que transmiten la información genética a la descendencia, incluyendo óvulos, espermatozoides y sus precursores celulares. Actualmente continúa el debate acerca de si estos cambios son graduales o bruscos, en qué tipo de genes se producen mutaciones con trascendencia evolutiva, si estas mutaciones afectan a la estructura de las proteínas o más bien a los sistemas de regulación de su expresión. Todo esto constituye un excitante campo para la investigación. Pero no invalida la idea fundamental, el huevo de gallina, conteniendo las instrucciones adecuadas, precedió a la gallina.

¿Hay un acuerdo universal acerca de esto? Debería, pero no. Vamos a verlo porque se trata de un buen ejemplo de cómo un resultado científico puede distorsionarse hasta llegar a lo aberrante. En 2010, un equipo de investigación de las universidades de Sheffield y Warwick publicó un artículo que mostraba cómo una proteína, la ovocleidina-17 (OC-17), presente en el ovario de las gallinas, facilitaba la transición del carbonato cálcico amorfo a los cristales de calcita presentes en la cáscara del huevo [4]. Un resultado interesante para los expertos en procesos de biomineralización. Hasta ahí todo normal, pero de alguna forma trascendió como noticia que había quedado demostrado “científicamente” que la gallina fue antes del huevo [5]. Curiosamente, el artículo no mencionaba semejante cosa, pero el servicio de noticias de la Universidad de Sheffield proclamó: “Experts apply new technique to crack egg shell problem” [6]. Por si fuera poco, el primer autor del artículo, Colin Freeman, declaraba en las noticias de la cadena NBC: “Durante mucho tiempo se sospechó que el huevo vino primero, pero nosotros tenemos ahora la prueba científica de que en efecto vino primero la gallina” [7].

La presunta prueba científica consistía en que la OC-17 solo se expresaba en los ovarios de la gallina, y al ser necesaria para la formación del huevo, según los autores, su origen debía ser anterior al del propio huevo de gallina. El periodista de la NBC se explayaba de esta inaudita forma: “Esto tiene algo que ver con una proteína […] No estoy seguro de como esto resuelve el problema […] pero los científicos consultaron a una máquina llamada Hector, y Hector debe saberlo ya que es el mayor, más rápido y más potente superordenador del Reino Unido”. El más potente superordenador no puede estar equivocado… Pero los que escribieron esto lo estaban, y mucho. El ordenador Hector se utilizó para hacer una simulación del proceso de formación de cristales de calcita, pero no se le planteó el dilema del huevo y la gallina, evidentemente. La interpretación que hicieron los informadores y, no lo olvidemos, los propios autores del artículo, fue que al estar la OC-17 “sólo” en el ovario de la gallina y ser necesaria para la formación de la cáscara del huevo… La gallina debería preceder al huevo.

Conclusión aberrante. Primero, porque la OC-17 es una proteína codificada por un gen concreto que ya está presente en el huevo de gallina. No aparece en el ovario por arte de magia. Segundo, porque otras aves presentan proteínas homólogas (en Biología decimos “ortólogas”), tales como la ansocalcina del ganso [8]. Por tanto, esta proteína y su función en la formación del huevo preceden al origen de las mismas gallinas. Sin embargo, esto no impidió que se lanzaran titulares tan sensacionalistas como carentes de base.

Sirva este comentario como reflexión final acerca de la importancia de un buen y riguroso trabajo de divulgación por parte de nosotros, los investigadores, y de los periodistas científicos.

 

Este artículo nos lo envía Ramón Muñoz-Chápuli (Granada, 1956). Ramón ha sido catedrático de Biología Animal en la Universidad de Málaga hasta su reciente jubilación. Ha publicado un centenar de artículos científicos sobre Biología del Desarrollo y Evolución Animal en revistas nacionales e internacionales, además de numerosos artículos divulgativos. Su docencia se ha centrado sobre todo en estos temas, aunque ha impartido también clases de Historia de la Biología y Filosofía de la Ciencia a nivel de posgrado. Ha sido Vicedecano de la Facultad de Ciencias y Director de la Escuela de Doctorado de la UMA. Es autor de varios relatos premiados en certámenes literarios y de la novela histórica El sueño del Anticristo.

Referencias

[1] https://time.com/4475048/which-came-first-chicken-egg/

[2] https://www.newstatesman.com/science-tech/2017/02/which-came-first-chicken-or-egg

[3] Sorensen, R. The Egg Came Before the Chicken. Mind,  101 (403), 1992, pp. 541–542, https://doi.org/10.1093/mind/101.403.541.

[4]Freeman CL, Harding JH, Quigley D, Rodger PM. Structural control of crystal nuclei by an eggshell protein. Angew Chem Int Ed Engl. 2010 Jul 12;49(30):5135-7. doi: 10.1002/anie.201000679.

[5] https://newsfeed.time.com/2010/07/14/the-chicken-and-the-egg-ancient-mystery-solved/. La revista Time decía lo contrario a lo que afirmará seis años después… Véase también: https://economictimes.indiatimes.com/its-official-chicken-came-before-the-egg/articleshow/6166503.cms?from=mdr. Aquí se daba como “oficial” la precedencia de la gallina sobre el huevo.

[6] https://www.sheffield.ac.uk/news/nr/1706-1.174049

[7] https://www.nbcnews.com/id/wbna38238685

[8] Lakshminarayanan, R., Kini, R. M., & Valiyaveettil, S. (2002). Investigation of the role of ansocalcin in the biomineralization in goose eggshell matrix. PNAS, 99(8), 5155–5159. https://doi.org/10.1073/pnas.072658899



Por Colaborador Invitado, publicado el 8 junio, 2022
Categoría(s): Biología • Divulgación