Cuando realizamos experimentos en el laboratorio es inevitable terminar tirando bastantes placas de Petri, ya sea por que han cumplido su función, o por estar contaminadas con hongos u otras bacterias. La contaminación de placas es algo que siempre intentamos evitar, sin embargo ya sea por un fallo humano o por mala suerte, alguna placa termina siempre invadida.
Aunque lo normal sería eliminar sin muchos miramientos todo lo contaminado, si dispongo de un rato libre me gusta observar estas placas condenadas al autoclave en busca de colonias curiosas.
Hace unos días una compañera me enseñó algunos microorganismos muy llamativos por su pigmentación, que aunque coloridos y curiosos no servían para nada.
Viendo que el destino de estos pequeños era la destrucción y el olvido, me decidí a darles otro final un tanto artístico.
Tomé muestras y las sembré en una placa que contenía un medio de cultivo muy rico que las ayudaría a crecer más rápido y con colores vivos. Tras unos días ya estaban listas para la sesión de fotos.
Las imágenes las he tomado con un microscopio a 100x y 10x sin usar tinciones*, mientras que para la placa he usado una lupa binocular. El resultado es una especie de zoom inverso no muy profesional, pero cargado de vida en movimiento.
No todo es ciencia fría y aburrida, en el laboratorio a veces la belleza se esconde en los lugares más sorprendentes.
[youtube]http://youtu.be/eeSDolOfsos[/youtube]
Por cierto, mi jefa ha decidido usar las placas inservibles en jornadas de divulgación.
*Sólo lugol
José Jesús Gallego-Parrilla. Biólogo apasionado de la microbiología, actualmente haciendo el doctorado en la Universidad de Newcastle, en el grupo de Tracy Palmer. Escribo sobre bacterias en Microgaia.net y hablo un poco de todo en @Micro_Gaia. También me apasiona la ciencia ficción y todo lo relacionado con la tecnología.