El pasado 15 de abril se conmemoró un nuevo aniversario del célebre hundimiento del Titanic. El transatlántico que durante su breve vida fue también conocido como el insumergible o el buque de los sueños se convirtió en una pesadilla la madrugada de ese fatídico día –corría el año 1912- como consecuencia de la colisión con un iceberg.
El resultado: 1513 personas perecieron -31% del total- ahogadas o por hipotermia en las gélidas aguas del Atlántico norte. Aunque la historia es pródiga en tragedias marítimas y alguna de ellas tuvo un coste en vidas superior, ninguna ha cautivado tanto la imaginación de autores, cineastas y la población en general como el naufragio del Titanic.
Sin embargo; hay un elemento del que no se habla demasiado: ¿había animales a bordo?, ¿qué fue de ellos?
Veamos qué dicen las crónicas y los apuntes históricos:
En el momento del hundimiento había en el Titanic 12 perros, un gato y algunas aves (un canario y algunas gallinas).
Hay que tener en cuenta que sólo los pasajeros de primera clase tenían permitido viajar con animales, y éstos debían estar en la perrera, situada en la bodega, allí estaban encerrados en unas jaulas. Cada día un marinero sacaba a los canes a pasear por la cubierta de popa. Las gallinas también estaban en jaulas cerca de las perreras, pertenecían a una pasajera que las adquirió en Francia para mejorar la estirpe de las que ya tenía en Estados Unidos.
Todos los animales pagaban su pasaje que venía a costar la mitad que el del pasajero que lo llevaba (lo mismo que pagaba un niño). El billete en primera clase para un adulto costaba entre 70 y 870 libras esterlinas (en dinero de hoy estaría en un rango entre las 2.700 a 78.000 libras) y es que, en primera, también había clases. Algunos, como se ve, pagaron bastante por llevar a sus mascotas con ellos. Incluso el canario pagó su pasaje, concretamente 25 centavos.
También consta que había un gato a bordo. En concreto una gata –Jenny- que parió pocos días antes del accidente. En aquella época era habitual que hubiese gatos en los barcos de transporte para mantener a las ratas a raya. Parece probable que hubiese más mininos, aunque sólo hay constancia de uno.
De los 12 perros que había a bordo en el momento del choque, 3 lograron sobrevivir (25% del total). Se trataba de perros pequeños: dos pomeranias y un pequinés que sin duda estuvieron en brazos de sus dueñas y cuya presencia en los botes no suponía restar espacio a los pasajeros que, en aquel momento, estaban literalmente luchando por salvar la vida. Posiblemente nadie se percató de que estaban a bordo de los salvavidas hasta muchas horas después.
Más concretamente los supervivientes caninos fueron:
- La perrita “Lady”, una Pomerania de una pasajera de N. York que la había adquirido poco antes en París.
- Otro perro de la raza Pomerania, que pertenecía al matrimonio Rothschild, tuvo más suerte que su dueño. Él, Martin Rothschild, un exitoso empresario textil del N. York fue una de las víctimas. Su esposa Elisabeth fue rescatada al día siguiente junto con su can. En un principio la tripulación del barco de rescate se negó a recoger al perro, pero la determinación de su dueña fue más fuerte y finalmente ambos embarcaron sanos y salvos.
- Cierra la lista un pekinés de nombre Sun Yat Sen pertenecía a un rico editor (Harper) que tiempo después, al ser preguntado por qué había entrado en el bote con su perro respondió: “nadie puso objeción alguna y había mucho espacio disponible”.
Consta que alguien soltó a los perros de las jaulas y que poco antes del hundimiento corrían desconcertados por cubierta. Pero salvo las excepciones anteriormente mencionadas, todos los animales murieron de hipotermia. Las aguas atlánticas estaban a 2°C aquella noche y a esa temperatura ni perros ni personas resisten más allá de unos minutos con vida.
¿Cómo se produce la muerte por hipotermia? Una vez en el mar –el contacto con el agua fría hace que se pierda calor 25 veces más rápidamente que en contacto con aire frío a la misma temperatura- los procesos fisiológicos que se desencadenan son muy similares en personas y perros. La muerte puede sobrevenir por shock muy rápidamente, el intenso estrés estimula el ritmo cardíaco, así como una hiperventilación intensa. Estos procesos desembocan en un 20% de los afectados en un fallo cardíaco y muerte en los primeros dos minutos post inmersión. En caso de superar esta fase, se entra en lo que se llama incapacidad por frío. La circulación se reduce de manera drástica en la piel y masas musculares de las extremidades –la sangre se acumula en los órganos vitales en un intento de mantenerlos calientes, la pérdida de riego periférico hace que brazos y piernas dejen de responder y el nadador –por muy experimentado que sea- acaba ahogado en 30 minutos como máximo.
Hay sin embargo mamíferos terrestres que son capaces de nadar largas distancias en aguas muy frías, como las de aquella aciaga noche en el Atlántico, y sobrevivir. Me refiero a los osos polares. El Titanic se hundió a 400 millas (640 Kms.) de las costas de Terranova.
Hay un caso confirmado de una osa polar que fue capaz de nadar 426 millas (687 Kms.) ininterrumpidamente durante nueve días. ¿Cómo fue capaz de lograr algo así?, es cierto que perdió 22 kg en su travesía, pero consiguió volver a sus actividades como predadora una vez llegó a tierra firme. La capacidad de soportar semejante prueba la encontramos en dos factores clave: el primero les diferencia de la mayoría de mamíferos, el segundo es una característica única de los osos polares que ni siquiera otras especies de úrsidos poseen:
Por una parte, estos cazadores árticos tienen debajo de la piel una capa de grasa de hasta 10 cms. que les aísla perfectamente y permite que las extremidades sigan recibiendo flujo sanguíneo y sigan siendo, por tanto, perfectamente funcionales.
Pero más importante y único resulta otro mecanismo exclusivo de esta especie. Se trata de una diferencia a nivel cromosómico que permite a los osos polares producir más óxido nítrico (ON) en sus células. Esta capacidad sugiere que los osos polares pueden ser capaces de modular los niveles intracelulares de ON y bien producir energía en el interior de sus células en forma de ATP (adenosin tri fosfato) o bien generar calor. Luego sus células, en circunstancias de intenso frío o en sus viajes marítimos, almacenan menos ATP pero producen calor adicional que permite a estos animales soportar mucho mejor el frío y acometer gestas completamente imposibles para otros mamíferos.
Evidentemente, no había ningún oso polar a bordo, de haberlo habido, hubiese tenido una pequeña opción de llegar a tierra a nado.
Este artículo nos lo envía Juan Pascual (podéis seguirlo en twitter @JuanPascual4 o linkedn). Me licencié en veterinaria hace unos cuantos años en Zaragoza y he desarrollado mi vida profesional en el mundo de la sanidad animal, de ahí mi interés en divulgar lo que los animales aportan a nuestro mundo actual. Soy un apasionado de la ciencia. Creo que es fundamental transmitir el conocimiento científico de una manera sencilla para que los jóvenes se enganchen pronto y para que la sociedad conozca más y mejor lo mucho que la ciencia aporta a nuestro bienestar. Viajar es otra de mis pasiones junto con la literatura, que no deja de ser otro modo de viajar.
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Referencias y más información:
Huffington post Titanic Dogs Remembered In Museum Exhibit On Eve Of 100th Anniversary. April 2012
Patrick Kiger. Life on Board: Animals. The Non-Human Passengers Aboard the Titanic. National geographic
Women and PETS first! There was a menagerie of animals aboard the Titanic – but their chances of survival depended entirely on their pedigree. Daily mail. April 2012
Viovet Animals onboard RMS Titanic. Oct 24th, 2014
Encyclopedia Titanica. Titanic Facts, History and Biography
Mario Vittone. The Truth About Cold Water. Gcaptain. April 12, 2013.
Casselman, A. Longest Polar Bear Swim Recorded—426 Miles Straight. National Geographic magazine. July 2011
Welch, A. et al. Polar Bears Exhibit Genome-Wide Signatures of Bioenergetic Adaptation to Life in the Arctic Environment. Genome Biol Evol (2014) 6 (2): 433-450. 06 February 2014Andreanna J. Welch1
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