En este vídeo vamos a tratar el término del cerebro reptiliano y su significado en la neuroevolución.
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Cuando hablamos del cerebro humano, es importante tener en cuenta que no es algo que se haya construido desde cero, sino que surgió a partir de los cerebros que tenían nuestros antecesores: los primeros mamíferos, y el cerebro de estos ratoncillos tampoco se hizo de cero, sino que heredó algunos rasgos y desechó otros del cerebro de sus antecesores, que ya no eran mamíferos.
Durante la evolución los cerebros de los distintos animales han ido cambiando según las necesidades del organismo: por ejemplo nosotros hemos ampliado mucho el córtex cerebral, pero también conservamos estructuras básicas de funcionamiento cerebral; estructuras que ya estaban presentes en los cerebros de nuestros antecesores.
A todas estas estructuras que están en nuestro cerebro y que se han conservado durante milenios en los cerebros de nuestros antecesores animales se les suele llamar “el cerebro reptiliano”. Según este concepto, nosotros tendríamos un cerebro «no reptiliano» que sería todo este enorme córtex que tenemos y el resto, que ya estaban de un modo muy similar en nuestros antecesores, sería el cerebro reptiliano.
Lo que ocurre es que “cerebro reptiliano” es un término que en mi opinión da a confusión. En primer lugar porque no significa que tengamos estructuras de reptil dentro del cráneo, sino que tenemos estructuras que se han conservado en muchas especies a lo largo de la evolución. Y en segundo lugar porque estos animales primigenios donde se generaron estas estructuras no eran reptiles, sino un antecesor de tanto reptiles como pájaros o los mamíferos.
Y es que durante la evolución, tanto nuestro cerebro como el de los reptiles lo que han hecho es evolucionar en paralelo por distintas vías según las necesidades de cada especie.
Dr. Pablo Barrecheguren es autor del libro sobre neurociencia y videojuegos «Neurogamer: cómo los videojuegos nos ayudan a comprender nuestro cerebro» y el libro juvenil ilustrado «El cerebro humano explicado por Dr. Santiago Ramón y Cajal». Experto multidisciplinar en comunicación científica, consiguió una beca doctoral de La Caixa para realizar una tesis sobre neurobiología y tumores cerebrales. A nivel audiovisual hizo el máster “Science Media Production” del Imperial College London, lleva el canal de divulgación “Neurocosas” y en dos ocasiones ha conseguido financiación pública por parte de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) para realizar proyectos audiovisuales de divulgación: Neurocosas (2017) y Neuropíldoras (2018).
También trabaja en radio y como monologuista científico en Big Van Ciencia. Es coautor de cinco libros de divulgación científica, autor de una novela y colabora en medios escritos como Materia (elPaís), McGraw-Hill, Jot Down o Principia.