La mujer más fea del mundo

Por Susana Escudero, el 5 mayo, 2020. Categoría(s): Antropología • Divulgación • Historia

Damas y caballeros, el origen y linaje de la maravillosa criatura que van a ver están envueltos en la oscuridad. Poco tiene que ver con las características de la tribu a la que pertenece, los denominados indios buscadores de raíces. De mayor porte, este híbrido maravilloso tiene un espeso pelo negro por todo su cuerpo a excepción de las palmas de manos y pies. Su boca, enorme y pronunciada hacia adelante, tiene los labios muy grandes, y dobles encías. De buen carácter y sociable, habla español e inglés, además de cantar y bailar (y lavar, planchar, cocinar y coser… lo que aprendió al ser introducida en la civilización).

¿Su origen y linaje? Cuatro años antes de su nacimiento, una de las mujeres de su tribu desapareció y 6 años después fue encontrada en una cueva, con una niña de dos años cubierta de pelo a la que cuidaba con afecto, aunque dijo no ser su madre. También dijo que la había raptado y encerrado en una cueva una tribu enemiga. Sin embargo en esa zona no había a cientos de millas ni una sola persona aunque sí multitud de monos, babuinos y osos.

Algo bastante similar a esto es lo que decían los muchos panfletos que se publicaron en su momento para anunciar un espectáculo que recorrió medio mundo en el siglo XIX y que tenía una única protagonista. Su nombre, Julia Pastrana. Una mujer mexicana nacida en 1834 que en realidad padecía una enfermedad rara: hipertricosis generalizada congénita con hiperplasia gingival, lo que le hacía tener pelo por todo el cuerpo y un pronunciadísimo prognatismo.

Hablaba tres lenguas, cantaba, bailaba, tocaba la guitarra y la armónica y hasta fue capaz de hacer acrobacias a caballo. Fue una de las mujeres más famosas de su tiempo (aunque no sólo). El mismísimo Charles Darwin se interesó por ella y la citó en su obra “Animals and Plants Under Domestication”. También apareció en novelas, como “A Terrible Temptation” de Charles Reade y el poeta Arthur Munby le dedicó un estrafalario poema de 32 estrofas titulado “Pastrana”.

Pero no sólo eso, ya en pleno siglo XX, en 1926 el historiador de circo alemán Alfred Lehmann hizo un programa de radio sobre Julia Pastrana y hasta hay una película italiana de 1963 basada en su historia, “La donna scimmia (Se acabó el espectáculo)”, dirigida por Marco Ferreri y con guión de Rafael Azcona. Incluso a principios de los años 2000 el guionista Claire Noto quiso hacer una nueva película sobre Julia, protagonizada por Richard Gere, que finalmente no llegó a cuajar.

Su condición física la llevó por todo el mundo donde fue presentada en distintos espectáculos como “Ser semihumano”, “La no-descrita”, “La sinnombre, “La mujer barbuda”, “Dama babuína”, “Mujer mono”, “Mujer león”,  “La mujer oso”, “india híbrida”, “el híbrido maravilloso”, “la dama extraordinaria”, “la maravilla del mundo” y también, sobre todo como “la mujer más fea del mundo”. Ésta es su historia.

PRIMER ACTO: LA VIDA DE JULIA PASTRANA

Con unos supuestos orígenes como los expuestos al comienzo y tras formar parte del servicio de la casa del gobernador de Sinaloa, en 1854 con 20 años, decide buscar una vida mejor y en su camino en busca de fortuna se encontró con un americano, el Sr. Rates, que al verla le ofreció viajar a los Estados Unidos para exhibirse por dinero.

Anuncio Nueva York.1856

El 1 de diciembre de 1854, el New York’s Gothic Hall de Brodway es el primer lugar en el que Julia se muestra, anunciada como el híbrido maravilloso o la mujer oso. Comenzó así la atracción por esta mujer no sólo por parte del público general sino también por parte de los hombres de la ciencia y la medicina de la época. En poco menos de 3 años Julia cambió tres veces de “mánager” y recorrió con gran éxito algunas importantes ciudades de Estados Unidos y Canadá. La gente acudía en masa a ver lo que algunos hombres doctos del momento llegaron a calificar (hasta expidiendo certificados médicos) como un híbrido entre humano y orangután y por tanto “uno de los seres más extraordinarios de nuestros días”. E incluso, por su pelo y mandíbulas prominentes, como una especie distinta. En esta época el imaginario pseudocientífico, que se basaba en los relatos y en las noticias de los exploradores tomadas de las leyendas locales, admitía que en Sumatra y Borneo los orangutanes raptaban y poseían mujeres indígenas. Y aunque sí es cierto que estos raptos se producían, en modo alguno puede serlo la concepción de híbridos orangután-humano.

Anuncio Boston

Con estos precedentes, y con el que sería el hombre de su vida, Theodor Lent, ya como su mánager, Julia llega a Europa en 1857, comenzando su gira por Londres. Los anuncios de los periódicos que puso Lent no escatimaban superlativos. Como temía que el público inglés, bien informado, no se creería que la tribu a la que pertenecía Julia tenía el mismo aspecto que ella, dijo que era “un híbrido, en donde la naturaleza de la mujer predomina sobre la de orangután”. Así, anunciada como la “no-descrita”, un término muy usado para animales extraños y monstruos de ultramar, aparece ante el público en Londres justo antes de que se publicara la teoría de la evolución, siendo considerada como el eslabón perdido entre el hombre y el reino animal.

Anuncio Londres. 1857

Pastrana, sin pretenderlo, entró a formar parte del debate evolucionista ante un mundo que todavía no pensaba en términos darwinianos. En la época Victoriana el folklore, la historia natural, la medicina, la moralidad y las curiosidades científicas estaban muy entremezclados. En esos momentos los científicos pre-evolucionistas, incluido el propio Darwin, estaban muy interesados en los seres deformes, los abortos, las monstruosidades, ya que creían que podrían ayudarles a comprender la naturaleza de las especies. Y la hipótesis del eslabón perdido, ese individuo todavía no identificado de la zona oscura entre los humanos y el resto del reino animal, era recurrente cada vez que aparecían criaturas aptas de ocupar ese espacio. Que fue, precisamente, lo que ocurrió con Julia.

Panfleto Londres. 1857

Durante 6 meses el espectáculo fue un gran éxito de público en Londres. Pero también fue un gran atractivo para los hombres de ciencia. Se interesó por ella Frederick Treves, el médico que encontró y cuidó a Joseph Merrick, el Hombre Elefante; fue materia de publicación en The Lancet en un artículo del Dr. Laurence y también la examinó el naturalista Frank Buckland que concluyó que pese a sus horribles facciones, su figura era grácil con pies pequeños y tobillos finos.

A finales de 1857 Julia y el Sr. Lent llegan a Berlín donde de nuevo cosechan un gran éxito de público pero donde también empiezan los problemas, ya que las autoridades quieren suspender este tipo de espectáculos. Pero Lent se las apaña para presentarlo como un espectáculo de danza y canto y consigue mantenerlo en pie.

Su siguiente para era Leipzig, para cuyo teatro Kroll se llegó a escribir ex profeso para Pastrana una obra de teatro titulada “Der Curierte Meyer”. A la segunda representación quedó suspendido el espectáculo, ya que a la policía secreta infiltrada no le pareció moral y los obstretas llegaron a decir que si las mujeres embarazadas veían algo así, abortarían o –aun peor–  tendrían hijos iguales a ella por la impresión causada.

Y no sería lo único que hizo Julia. En su vuelta a Alemania tras pasar por Viena formó parte de un espectáculo en el que hizo acrobacias a caballo, cantaba y bailaba y tocaba la guitarra y la armónica. También viajaron a Polonia, con el mismo éxito de siempre aunque aquí el show fue considerado un tanto obsceno.

Caricatura de Julia y el Sr. Lent del artista varsoviano Kostrzewski. 1859

De este paso por la vieja Europa, dos hechos destacables: el matrimonio con su mánager, Theodor Lent, y los documentos que nos hablan un poco más de cómo era Pastrana. Por un lado, una larga entrevista publicada en la revista semanal “Gartenlaube”, la única, en la que el periodista quedó muy impresionado por la humanidad y educación de Julia, que le contó que era feliz y que había recibido hasta 20 proposiciones de matrimonio que había rechazado porque no eran suficientemente ricos. Y de nuevo más doctores en medicina que no pudieron resistirse a examinarla y publicar sus conclusiones.

Dibujo de Julia Pastrana en vida, de I Konig. Publicada en Gartenlaube.1857

A finales de 1859, algo raro le pasa a Julia: estando en Moscú, de nuevo con gran éxito, nota que está embarazada. El 20 de marzo de 1860, al dar a luz, con un gran número de prestigiosos ginecólogos atendiendo el parto, tiene a un varón con su misma enfermedad que fallece a las 35 horas. A los cinco días, Julia muere también.

Pero esto no es el fin…

SEGUNDO ACTO: EMBALMED FEMALE NON-DESCRIPT

Como en esta historia no falta de nada, tenemos hasta un científico ruso con un secreto. El profesor Sukolov de la Universidad de Moscú compra al “afligido” marido los cuerpos de ambos para embalsamarlos, lo que hace por un procedimiento secreto de su invención. Tan bien quedaron, especialmente el niño, que decidió guardarse el secreto para sí mismo y no publicar los pormenores del proceso, como había quedado como en el editor de The Lancet.

Proceso embalsamamiento Julia Pastrana
Proceso embalsamamiento hijo Julia Pastrana

Sukolov expuso su obra, las momias, en el Instituto Anatómico de la Universidad de Moscú y de nuevo se convirtieron en una exitosa atracción. Así que al enterarse Lent entró de nuevo en el juego y tras un proceso con el profesor ruso, consiguió hacerse de nuevo con los cuerpos embalsamados (unas versiones dicen que ganó un proceso judicial alegando motivos familiares; otras, que compró los cuerpos a Sukolov por 800 libras).

Fotografía de la momia de Julia Pastrana

Y si Julia vio mucho mundo en vida, mucho más vio su momia y la del bebé.

Lent intentó exhibirlas en Moscú, pero ante la negativa de las autoridades, las momias volvieron con tanto éxito como en vida a Londres, donde también se sumaron a la curiosidad los interesados en la taxidermia. The Lancet vuelve a hacerse eco del evento y dice en su editorial: “los interesados en los métodos de conservación de los muertos harán bien en examinar el resultado de este curioso, complejo y exitoso sistema.”

Grabado «Julia Pastrana, The Embalmed Nondescript», Londres. 1862

De ahí saltaron a otras ciudades europeas y a su paso por Alemania, en la pequeña ciudad de Karlsbad, el empresario oye hablar de una mujer con barba a la que los padres no dejaban traspasar los límites de su jardín… Demasiado atractivo para dejarlo pasar: Lent se las apaña para verla, e incluso para convencer al padre de que le dé su mano, a lo que accede con la condición de que no la exhiba.

Zenora Pastrana

Como es fácil imaginar, no cumplió su promesa. Lo que hizo fue quitarle a su nueva esposa las herramientas con las que se afeitaba, añadirla a la exposición de las momias y cambiarla el nombre por el de Zenora Pastrana, haciéndola pasar por la hermana de Julia. Incluso en ocasiones hizo correr el rumor de que era en realidad la mismísima Julia. Más de 10 años estuvieron girando con éxito, y hasta llegaron a realizar pases privados ante familias reales. Lent amasó una gran fortuna gracias a sus dos esposas.

Pero en 1884 Lent enferma de “fuerte debilidad del cerebro” o lo que es lo mismo, se volvió loco. Bailaba por las calles, desperdigando pagarés bancarios al aire. Zenora le metió en un manicomio, donde falleció al poco. Era 1884. Zenora acabó vendiendo las momias y parece que no le fue mal. Con su fortuna, volvió a afeitarse y contraer matrimonio con un hombre bastante más joven que ella. Bien por Zenora.

Anuncio alemán de la muestra antropológica de 1889 a 1895

Tras la venta, los cuerpos embalsamados de Julia y su bebé siguen viajando por distintos puntos de Europa en circos ambulantes y otros lugares, cambiando de mano, hasta que en 1921 los compra la familia Lund de feriantes noruegos para formar parte de su Cámara de los Horrores.

Como en esta historia no falta de nada, también aparecen los nazis. A principios de 1943 el consejero de salud de la Alemania nazi, Müller, de visita a Oslo, ordena retirar algunas piezas de la Cámara de los Horrores, entre ellas las momias de Julia y su bebé,  pero el dueño (entonces Lund hijo) le convence para que el show continúe con la promesa de que los beneficios irían para el tesoro del tercer Reich, y en tres caravanas se fueron de gira con, entre otras momias, la de Pastrana que ahora se llamaba “la mujer mono”.

En 1969 Julia Pastrana vuelve, más de 100 años después, a los titulares de los periódicos. Un coleccionista americano quiere comprar las momias, y el dueño (ahora Lund nieto) empieza un regateo que fue seguido por los lectores con gran entusiasmo. El regateo no finalizó porque el coleccionista murió repentinamente de un ictus, pero el dueño aprovechó la nueva publicidad para emprender otra gira por Suecia y Noruega en 1970 ilustración en la jaula, que incluso tuvo parada en los Estados Unidos. En esta gira, igual que en los panfletos de Londres de 1857, se anuncia a Julia Pastrana como un híbrido entre hombre y simio. Fueron 3 años de nuevo de éxito que acabaron cuando las autoridades prohibieron el espectáculo y las momias volvieron a un almacén.

Momias, ya muy deterioradas, en 1970

Allí sufrieron dos asaltos, que echaron a perder la momia del niño (acabó comida por los ratones) y en el segundo robo se llevaron el cuerpo de Julia. Durante años no se supo nada más de ella. Hasta que en 1990 una revista de detectives de Estados Unidos reveló que las momias se encontraban en el Instituto de Medicina Forense de la Universidad de Oslo. Al parecer, tras el último asalto la policía encontró cerca del almacén la momia de Pastrana y la llevó directamente a la Universidad. Lo curioso es que no se lo comunicó al dueño. La momia estaba muy estropeada, desnuda, con un brazo roto, pero a buen recaudo en la institución académica.

Estado en el que apareció la momia de Julia Pastrana

Pero esto no es el fin…

TERCER ACTO: REPATRIACIÓN.

En 2005 la artista mexicana Laura Anderson Barbata se encontraba haciendo una estancia en Oslo, donde conoció por casualidad la historia de Julia Pastrana. Comenzó así su lucha por recuperar el cuerpo y retornarlo a México para enterrarlo. Y si en vida Julia Pastrana formó parte del debate científico más importante de su momento, la evolución, en muerte se vuelve a convertir en paradigma de otro amplio debate, éste todavía abierto: el de la repatriación (escribí sobre esto en este artículo).

Julia Pastrana y Laura Anderson Barbata

Durante años Laura Anderson pleiteó con la Universidad de Oslo para que el cuerpo fuera repatriado a México. Finalmente en 2012 un panel científico-ético de expertos dio el visto bueno al proceso de repatriación y un año después, en 2013, Julia fue enterrada con todos los honores en su Sinaloa natal. El cuerpo embalsamado fue colocado en un ataúd de zinc (los que se usan para preservar cuerpos momificados) pero enterrado bajo una capa de cemento de más de 1 metro para que nunca más pueda ser recuperado. Así que parece que sí, que este sí es el fin.

Entierro de Julia Pastrana. Sinaloa. México.

EPÍLOGO

¿Fue la vida de Julia Pastrana una buena vida? Está registrado que sus últimas palabras antes de fallecer fueron: “muero feliz por sentirme querida por quien soy”. Aunque también hay quien dice que esas palabras en realidad las puso en su boca el marido de Julia, como otra manipulación más. Lo cierto es que no podemos juzgar los hechos del pasado con los ojos del presente, ni tampoco sacar conclusiones sin tener pruebas directas para saber, en este caso, si Julia Pastrana fue una mujer explotada o una mujer que explotó su físico. Lo que sí parece evidente es que Julia Pastrana es un paradigma de cómo la ciencia está influida por el pensamiento de la sociedad que la hace en cada momento.

BIBLIOGRAFÍA

  • «Julia Pastrana, the Nondescript: An Example of Congenital, Generalized Hypertrichosis Terminalis With Gingival Hyperplasia», Jan Bondeson y A. E. W. Miles
  • «Julia Pastrana: The Bearded Lady», A. E. W. Miles
  • «Victorian spectacle: Julia Pastrana, the bearded and hairy female», Janet Browne y Sharon Messenger
  • «Julia Pastrana. The tragic story of the Victorian Ape Woman», Christopher Hals Gylseth y Lars O. Toverud
  • «Sobre la mujer barbuda y otras anomalías», Pilar Pedraza
  • «El salvaje interior y la mujer barbuda», Pilar Pedraza


Por Susana Escudero, publicado el 5 mayo, 2020
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