Por qué la pandemia es un experimento natural

Por Pablo Barrecheguren, el 17 junio, 2020. Categoría(s): Divulgación • Vídeos

Pese a que gran parte del conocimiento científico se ha obtenido directamente a través de la experimentación en unas circunstancias y entornos muy concretos, la propia historia ha dado lugar a situaciones de gran valor científico. De estos eventos procede el concepto de “experimento natural”, que se puede definir como toda aquella situación que se produce de un modo espontáneo (de allí lo de natural, haciendo referencia a que no se produce de un modo directo intencionalmente por la mano del hombre) y que por sus cualidades específicas permite obtener información científica.

 

Vamos, que se trata de situaciones que aunque ocurren inesperadamente, cuando las ven los científicos se dan cuenta de que con el adecuado análisis esas situaciones pueden dar lugar a datos valiosos. Datos que quizás mediante una aproximación experimental no serían posibles de obtener con la misma calidad.

Existen muchos casos susceptibles de ser considerados experimentos naturales, por ejemplo las alucinaciones que han sufrido algunas personas al vivir en un contexto de deprivación sensorial (como puede ser vivir confinado en una celda de aislamiento o vivir aislado durante meses en la noche polar) y que han ayudado a comprender varios aspectos del funcionamiento cerebral; pero seguramente el caso más paradigmático de experimento natural es la Hambruna Holandesa que se produjo a finales de la Segunda Guerra Mundial. En septiembre de 1944, en los Países Bajos los trabajadores de ferrocarriles hicieron una huelga para fastidiar a los alemanes y favorecer el avance aliado. Pero el plan salió mal porque los aliados no consiguieron hacer retroceder lo suficiente al ejército nazi y los alemanes, como represalia hacia los holandeses, cortaron todos los suministros de comida a los Países Bajos.

La hambruna sólo finalizó cuando se liberó Holanda en mayo de 1945. Para entonces habían muerto más de 20.000 personas. Aparte de los fallecidos, la población general sufrió muchísimo ya que todos pasaron muchísima hambre, aunque científicamente lo interesante de esta situación es que la población estaba muy bien controlada a nivel sanitario, lo cual permitió, una vez pasada la hambruna, ver si la falta de comida había tenido efectos a largo plazo en la salud de la población. Uno de los casos más estudiados han sido los hijos de las mujeres embarazadas durante la hambruna, personas que se ha visto que se vieron afectadas a largo plazo por esta hambruna pese a no haber siquiera nacido cuando se produjo y, de hecho, sabemos también que algunos de los efectos de esta hambruna tuvo consecuencias hereditarias que todavía están presentes en los nietos de aquellas mujeres holandesas que sufrieron tanta hambre.

Así pues, está claro que la pandemia actual cumple las dos condiciones para ser considerada un experimento natural: crea una situación de la cual es posible obtener información que de otra forma sería muy difícil de obtener, ¿qué ocurriría si la gente del siglo XXI debe permanecer confinada durante semanas? ¿cómo afectaría a la economía un cese casi total de la actividad?, etc, etc. Y lo que es igual de importante, tenemos las herramientas necesarias para realizar una adecuada monitorización del fenómeno y obtención de datos.

Sin embargo, que la pandemia por COVID-19 pueda considerarse un experimento natural debe hacernos reflexionar sobre mucha de la información actual sobre la pandemia. Eventos como la Hambruna Holandesa han requerido casi un siglo de estudio para empezar a comprender toda la profundidad de la situación. Esto nos debería recordar que el trabajo científico riguroso normalmente requiere años o décadas de investigación, con lo cual debemos ser muy cautos con la información que se está obteniendo y difundiendo cuando todavía la pandemia ni siquiera ha acabado, ya que probablemente en muchos casos esta deba ser corregida o matizada en el futuro.