¿Cuántos sentidos tenemos? En la escuela nos enseñan los cinco sentidos clásicos, pero la realidad es que aparte de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto; tenemos otros sentidos. Entre ellos están la termocepción, es decir, poder notar los cambios de temperatura; la nocicepción, la capacidad de sentir el dolor; y uno que muchas veces ha sido llamado “el sexto sentido”: la propiocepción.
La propiocepción es el sentido que nos permite saber constantemente cómo están nuestros músculos, la posición de nuestras articulaciones, la tensión en los tendones, etc. y gracias a esto podemos, entre otras cosas, saber en qué posición está nuestro cuerpo aunque no lo veamos.
A diferencia de la mayoría de los sentidos clásicos que tienen estructuras muy concretas como los ojos, la lengua o la nariz; la propiocepción tiene una serie de estructuras nerviosas distribuidas por todo el cuerpo entre las capas del músculo esquelético, articulaciones o los tendones. Los nervios que hay en estas estructuras tienen mecanoreceptores, es decir, receptores que se activan frente a cambios físicos como un estiramiento, un aumento o disminución de la tensión, etc. Y todos estos mecanoreceptores responden ante estos cambios activando nervios que transmiten constantemente esta información al cerebro.
Aunque es un sentido tan integrado en nosotros mismos que cuesta un poco comprenderlo, su importancia se ve claramente en los pacientes que lo pierden: son incapaces de controlar su cuerpo. Les cuesta mantenerse en pie, fallan al realizar cualquier tipo de movimiento, agarre, y para compensarlo tienen que concentrarse en cada movimiento, ver la parte del cuerpo que están moviendo: así consiguen con la vista compensar esta pérdida, pero a oscuras o si no están mirando, no pueden hacer nada. Tienen que estar todo el rato controlar conscientemente la postura del cuerpo, o la voz también les cambia porque está controlada por la propiocepción, por todas estas sensaciones que tenemos cuando hablamos (esto viene bien para que la voz no cambie mucho incluso cuando no nos podemos escuchar bien).
Así que gracias a la propiocepción, que es uno de los sentidos que tenemos, somos capaces de sentir y controlar nuestro cuerpo con precisión.
Sobre Neurocosas:
Dirigido y presentado por Pablo Barrecheguren (@pjbarrecheguren), Neurocosas es un proyecto de divulgación científica hecho por Big Van, Científicos sobre ruedas (http://www.bigvanscience.com/index.html) y Muy Interesante (http://www.muyinteresante.es/) realizado con la ayuda de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT, https://www.fecyt.es/).
Dr. Pablo Barrecheguren es autor del libro sobre neurociencia y videojuegos «Neurogamer: cómo los videojuegos nos ayudan a comprender nuestro cerebro» y el libro juvenil ilustrado «El cerebro humano explicado por Dr. Santiago Ramón y Cajal». Experto multidisciplinar en comunicación científica, consiguió una beca doctoral de La Caixa para realizar una tesis sobre neurobiología y tumores cerebrales. A nivel audiovisual hizo el máster “Science Media Production” del Imperial College London, lleva el canal de divulgación “Neurocosas” y en dos ocasiones ha conseguido financiación pública por parte de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) para realizar proyectos audiovisuales de divulgación: Neurocosas (2017) y Neuropíldoras (2018).
También trabaja en radio y como monologuista científico en Big Van Ciencia. Es coautor de cinco libros de divulgación científica, autor de una novela y colabora en medios escritos como Materia (elPaís), McGraw-Hill, Jot Down o Principia.