Cuando alguien tiene una idea, así como de golpe, se suele decir que se te ha encendido la bombilla y yo me pregunto, ¿qué base científica tiene esto? ¿Realmente podríamos con nuestro metabolismo cerebral encender una bombilla o alimentar la red eléctrica de nuestras casas?
Si hablamos de gasto energético, el cerebro humano es entorno al 2-3 % de nuestro peso corporal y sin embargo consume entorno al 20% de oxígeno de nuestro cuerpo y cerca del 50 % de la glucosa, así que con mucha diferencia es el órgano del cuerpo que más caro nos sale de mantener. Porque, y es importante destacar esto, este gasto energético es constante independientemente de lo que hagamos, aunque eso sí según lo que vamos haciendo activamos unas partes del cerebro u otras. Pero el consumo apenas varía.
Un gasto que de hecho es uno de los temas claves cuando se habla de neuroevolución, porque una gran pregunta es cómo hemos podido pasar de tener un cerebro no muy grande: el homo habilis, nuestros antepasados hace de 2 millones, tenía un cerebro de unos 400-600 gramos y nosotros rondamos el 1,5 kg.
Se cree que uno de los factores más importantes fue la cocina, que nos permitió digerir mejor los alimentos, sacar más energía de ellos y al mismo tiempo necesitar un aparato digestivo menor para hacer la digestión. Ahorramos en digestivo y este excedente de energía se usó en ampliar el tamaño y la potencia de cerebro. Nos dio por pensar, y toda esta actividad que tiene el cerebro supone el equivalente a 15 vatios que se producen constantemente en nuestro cerebro. Esto da para alimentar una bombilla muy normalilla pero… y esta energía que producimos constantemente, ¿dónde está? ¿Por qué no brillamos?
No brillamos, ni lanzamos rayos como el emperador Palpatine ni na porque estos 15 vatios se transforman constantemente en calor, calor que tiene que ser constantemente refrigerado para que no se nos sobrecalienten las neuronas: el sistema de refrigeración cerebral consiste en sangre fresquita que llega a la cabeza, se calienta, y vuelve a bajar.
Así que nuestro cerebro genera la energía equivalente a una modesta bombilla de 15 vatios, lo cual si echáis las cuentas supone que en toda una vida gastaríamos en nuestra factura de la luz cerebral un total de 1500 euros. 1500 euros en toda una vida son menos de dos euros al mes, no nos llega ni para una cerveza y unas patatas bravas, y con solo ese gasto, somos capaces de levantar racacielos, crear obras de arte atemporales o curar enfermedades mortales. Así que, aunque no de energía suficiente como para lanzar rayos psiónicos mortales, no se puede negar que el cerebro humano mola un puñao.
Sobre Neurocosas:
Dirigido y presentado por Pablo Barrecheguren (@pjbarrecheguren), Neurocosas es un proyecto de divulgación científica hecho por Big Van, Científicos sobre ruedas (http://www.bigvanscience.com/index.html) y Muy Interesante (http://www.muyinteresante.es/) realizado con la ayuda de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT, https://www.fecyt.es/).
Dr. Pablo Barrecheguren es autor del libro sobre neurociencia y videojuegos «Neurogamer: cómo los videojuegos nos ayudan a comprender nuestro cerebro» y el libro juvenil ilustrado «El cerebro humano explicado por Dr. Santiago Ramón y Cajal». Experto multidisciplinar en comunicación científica, consiguió una beca doctoral de La Caixa para realizar una tesis sobre neurobiología y tumores cerebrales. A nivel audiovisual hizo el máster “Science Media Production” del Imperial College London, lleva el canal de divulgación “Neurocosas” y en dos ocasiones ha conseguido financiación pública por parte de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) para realizar proyectos audiovisuales de divulgación: Neurocosas (2017) y Neuropíldoras (2018).
También trabaja en radio y como monologuista científico en Big Van Ciencia. Es coautor de cinco libros de divulgación científica, autor de una novela y colabora en medios escritos como Materia (elPaís), McGraw-Hill, Jot Down o Principia.